"Tenemos una tara"
Si, una tara, una
falla. Los humanos
tenemos una falla que no nos deja considerar las diversas
cosas ocurridas mas allá de lo inmediato cuando debemos formarnos un juicio de algo. Salvo excepciones, la general del
humano es vivir al día, tal y como los animales. Para elaborar un juicio o
emitir una opinión la mayoría de las veces no tenemos en cuenta la acción de
los procesos, los cambios que llevan tiempo, las causas y consecuencias
encadenadas desde el pasado, los conceptos de pequeño y grande, de pasado y de
futuro. En una palabra: ver la película en vez de la foto.
Todo lo que
pareciera importarnos es el estado del estómago y del bolsillo en
la semana que corre. Del pasado a considerar apenas se toman vagamente un
par de años (ojo, según convenga a la propia tara), y del futuro no se
sabe qué esperar cuando se responsabiliza siempre a los demás de lo que nos
pasa. Este es el
patrón general de conducta para todo tema vinculado a lo político, lo social,
lo económico, lo laboral, lo familiar… Todo lo que engloba al individuo dentro
de lo colectivo es vivido al día, desentendiéndonos olímpicamente de la
solución.
Esa tara
que tenemos hace que ante un problema que agobia en la actualidad, ni se
sospeche que pudo haber tenido su comienzo diez, cincuenta o doscientos
años atrás, y que el problema se fue gestando y creció porque no se hizo nada.
Y luego con naturalidad y desparpajo se pretenderá ver todo solucionado en
dos días así como así. Si eso no ocurre, echamos culpas a otros especialmente a quien a primera vista tengamos delante: al hablar de política ocurre eso, de deporte también, en lo laboral otro tanto... y asi.
Falla ya familiar de tan frecuente, que hace que el entendimiento quede pataleando en el aire al intentar en vano descubrir
el origen de los errores en causas que puedan estar más allá del último
verano. Anquilosada por su poco uso, la sesera no produce ni una gota de jugo,
y asi seguimos sin atisbar desde donde vienen las cosas creciendo. Pensar en
procesos que llevan años va mas allá de la comprensión del peatón de cualquier
esquina.
Este ser numeral,
primitivo a pesar del teléfono celular que maneja con destreza, supone que dos
mil años es mucho tiempo, o que cruzar un océano es cubrir una distancia
sideral. Lo mas chico que concibe es un grano de arena y lo mas grande el
estadio de fútbol que frecuenta, y no mas…
¿Cómo
podría vislumbrar, ni siquiera ver, que existen procesos naturales que están
gestándose desde hace cientos de miles de años? ¿Cabe en su cabeza de café
instantáneo y fotos inmediatas, tomar dimensión que el sol es una estrella que
nos calienta la coronilla desde hace miles de millones de años?
Los humanos
promedio razonamos en base a lo que fuimos teniendo a mano mientras crecimos: lo
traído al nacer; ideas premoldeadas incorporadas en el período escolar; pautas culturales; tradiciones impuestas; lo que está en boca de todos; modas de la época; los
dogmas de los “...ismos” a los que ingenuamente adherimos en política, religión, etc; lo que
nos va quedando de las experiencias de la vida; y varias causas mas. Si el
resultado de todo esto es carecer de la libertad de pensar, de razonar, de
entender la vida en todas sus dimensiones, entonces padecemos una tara, por
ejemplo la referida al comienzo: no ver mas allá de la propia nariz y movernos
en la vida en base a prejuicios.
Una tara
convierte a su poseedor en un tarado (Cualquier duda remitirse a un
diccionario). Creo que esta forma de ver las cosas a nadie le gusta. "Un tarado, ¿yo?!"
Pero si
tuviéramos otro concepto de lo viejo, de lo lejos, de lo grande, de lo rápido,
de los procesos, de los cambios, de lo que se ve y de lo que no, de lo
importante y de lo absurdo… ¡cuánto mejor nos iría! Qué mejor ubicados
estaríamos! Cuánto mas responsables, humildes y agradecidos…
German
Raffetti Bourgaud
Comentarios
Publicar un comentario